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Mostrando entradas de diciembre, 2019

En familia

Después de la cena, los cinco niños se pusieron a jugar al pilla pilla. Corrían, saltaban, se empujaban. Hasta que uno de ellos cayó sobre el árbol de Navidad y la bolita roja con purpurina dorada se desprendió. En un santiamén, estaba hecha pedazos. La abuela Martina llegó con la escoba, recogió los restos esparcidos por el suelo y colocó el espumillón para tapar el hueco. “Ni se nota”, dijo sonriente. En ese instante, el reloj de pared comenzó a sonar y se detuvo en  la décima campanada. “Hora de dormir”, avisó el abuelo Julián. Ellos protestaron. Era muy temprano y no tenían sueño. Pero sabían que los Reyes Magos no vendrían si seguían despiertos. La abuela Martina les acompañó a la planta de arriba donde habían instalado sus camas. Les contó un cuento y no se marchó hasta asegurarse de que todos estaban dormidos. Por fin, había llegado el momento. El anciano sujetó con ternura las manos de su mujer y las besó. Se sentían nerviosos. Nerviosos y felices. Sacaron de sus escondite

Incendios

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Le dije a mamá que iría en el coche de la tía Julia. Y a la tía Julia que viajaría con el tío Ismael. Fue fácil engañarles. Andaban todos de cabeza recogiendo aprisa nuestras cosas. Ahora la casa está vacía. Echo de menos a Mishi y a Sultán. Aunque comprendo que también había que salvarles. Lo que me duele es que nadie pensara en Estrella Errante, mi caballo. Cuando le advertí a papá que no podíamos dejarle en el patio, se burló de mí. ¡Que cómo iba a meter un limonero en la furgoneta! Y que la culpa era del abuelo por ponerme siempre esas viejas películas de Yon Güein. Pero no le voy a abandonar. Yon Güein nunca lo haría. Y yo soy un auténtico vaquero. En cuanto el fuego corra entre las calles del pueblo, treparé por el lomo de Estrella Errante, subiré a su rama más alta y me agarraré fuerte a su crin. Somos tan veloces que las llamas no podrán alcanzarnos. Cabalgaremos juntos sobre tierras quemadas. Día y noche sin parar. Hasta que encontremos un lugar donde caiga la lluvia y crezc