Y vuelta a empezar
12 . Cada día nos sentamos frente al reloj. Como si examinásemos su marcha. 1. Pero sucede al contrario. Arriba, en su atalaya, no cesa de vigilarnos colgado en la pared. 2. Mi marido lo considera imprescindible. Tanto como para cambiarlo por la cometa que incluí en la lista de boda llena de ilusión. 3. Según él, solo su maquinaria tan precisa es capaz de transformar el caos en orden. 4. Por eso, durante las mañanas del café, apuramos su aroma al “prestissimo” tempo de la aguja más fina, casi invisible. 5. Y, cuando regresamos al hogar, es la más larga quien marca el plazo de silencio que compartimos antes de ir a dormir. 6. Los fines de semana, la aguja corta se impone a las otras dos. 7. Es la cadencia más lenta. El movimiento “grave” que extiende su sombra entre él y yo. 8. Una curiosidad: grave significa tumba en inglés. 9. En esos días de asueto, se obstina en mostrarme las piezas que lo componen una y otra vez. 10. Y siempre se detiene en el muelle. “El alma del motor”, dice admi